La parálisis del sueño aislada es un trastorno del sueño sorprendentemente común que se produce durante la transición entre el sueño y la vigilia, ya sea en los momentos previos a conciliar el sueño o en el momento del despertar. Quien la sufre, despierta bruscamente teniendo plena consciencia de sus pensamientos pero manteniéndose paralizado físicamente. Como si del síndrome del enclaustramiento se tratara, la persona se siente atrapada en su propio cuerpo. Aunque puede abrir los ojos, no es capaz de emitir sonido ni mover músculo alguno, lo cual le genera una considerable sensación de angustia y de terror. Por si fuera poco, al encontrarse en un estado de limbo entre el sueño y la vigilia, la persona suele padecer alucinaciones auditivas y visuales que generalmente coinciden en una intensa sensación de presencia y de movimiento en torno a su cuerpo indolente.
Causas
Este trastorno se debe a una intrusión de un estado de REM (movimiento ocular rápido) durante un estado de vigilia: literalmente estás despierto, pero parte de tu
cerebro sigue sumido en el sueño. Durante la fase REM, el cerebro inhibe el
movimiento de la mayoría de nuestros músculos para evitar que representemos los
sueños y nos lesionemos de forma involuntaria, de ahí la parálisis corporal.
Suele manifestarse en contadas ocasiones en individuos con plena salud mental
pero sometidos a altos niveles de estrés, cansancio, que alcanzan la fase
profunda del sueño con demasiada rapidez (antes de las primeras dos horas) y
que acostumbran a dormir boca arriba.
Características clínicas
Si la parálisis del sueño
se produce en la fase de adormecimiento, se denomina forma predormicional o hipnagógica, y si tiene lugar al despertar, es la forma
posdormicional o hipnopómpica.
Tipos
·
Formas aisladas
·
Forma familiar
·
Forma asociada a otra patología
Características cualitativas de la experiencia
A partir de los relatos de las experiencias de los encuestados, se pueden destacar tres factores cualitativos:
A partir de los relatos de las experiencias de los encuestados, se pueden destacar tres factores cualitativos:
- Intruso: sensación de una presencia, que se identifica como un “intruso” y sensación de temor; suele ir acompañado de alucinaciones visuales, auditivas y táctiles.
- Incubus: sensación de ser tocado o presionado en alguna parte del cuerpo (con frecuencia en el pecho), con dificultad para respirar (asfixia), dolor y pensamientos de muerte inminente. Se denomina así como metáfora del relato arquetípico de los íncubos.
- Experiencia de movimiento ilusorio: experiencias que incluyen sensaciones de movimiento como caer, volar, flotar, y experiencia extracorpórea.
Los
ataques a menudo implican sensaciones de terror, ira y de muerte
inminente, ya que las alucinaciones suelen ser de carácter siniestro y malévolo. Es recurrente la visión de un ser grotesco que se sienta sobre el pecho y oprime la respiración. No existe, sin embargo, riesgo para la vida en ningún
sentido, ya que nada de lo que vemos y oímos (e incluso olemos) es real, y la
parálisis cede a los pocos minutos.
Esta cruel disfunción cerebral ocurre desde tiempos inmemoriales y
probablemente sea la explicación a muchas de las experiencias "paranormales" que buena parte de la población asegura haber sufrido tras el
ocaso.
ocaso.
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